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FINALES CONVERTIDOS EN INICIOS

Emociones en forma de letras:

Siempre que termino el proceso de escritura de una obra me invade un sentimiento de vacío, un vacío que anida en mi interior y me seca la garganta. El vértigo de ver como la melancolía va acercándose sin ningún obstáculo que la frene, la angustia ante la necesidad de afrontarla. Es la extraña sensación de salir de una historia y de abandonar unos personajes con los que llevo mucho tiempo conviviendo las veinticuatro horas del día. Digo extraña por el hecho de que, aunque aparentemente todo es ficción, nadie más que el creador, y esto podría hacerse extensible a cualquier ámbito relacionado al mundo de las artes, sabe el grado de realidad que tiene para él esta supuesta "ficción". Unos personajes que has visto crecer al ritmo de la respiración de tus manos; a quienes has aprendido a querer con sus virtudes y sus defectos; una historia que has vivido desde dentro igual que ellos. Este final, marca el momento en el que siempre suelo hacerme la misma pregunta. Mi principal objetivo con ello, es saber si realmente quiero compartir esa historia: ¿sería capaz de defenderla ante cualquier situación? Si la respuesta es afirmativa, se activa toda la maquinaria, que está cimentada por una enorme pasión en el proyecto como piedra angular e irrenunciable premisa. Una vez convencido, nace un nuevo inicio, la alegría va robando el espacio al vacío y la ilusión se va abriendo camino de forma lenta pero persistente. Ahora la sensación ya es agridulce, y de ahí a eliminar las dos primeras sílabas de la palabra ya solo queda un pequeño paso. Esta es la segunda vez que me sucede, la otra dio como resultado mi opera prima La casa entre el sorgo. Estas líneas son para hablaros de ese final convertido en un nuevo inicio, un inicio que, en este caso, toma por título Cicatrices bajo la piel. Un sueño llevado al papel gracias a Grupo Tierra Trivium, la editorial que lo publicará el próximo mes de marzo.


La obra:


Entrando de lleno en la obra, en esta ocasión nos encontraremos con la historia de cinco amigos de poco más de veinte años en la Barcelona de finales de los noventa, apasionados de la música y a los que un trágico e inesperado suceso les hará terminar con su amistad y les dejará en una complicada y peligrosa situación. Construida sobre dos hilos temporales, los finales de los noventa y la época actual, pondrá a los cinco amigos en la disyuntiva de tener que tomar algunas decisiones que les marcarán de por vida. Como no todos piensan igual, este hecho generará una serie de problemas e incertidumbres entre ellos que harán tambalear su amistad. Secretos ocultados durante mucho tiempo saldrán a la luz y comprobarán hasta que punto la amistad del conjunto puede pesar más que el propio interés personal de cada uno.

Podría decir mucho más, soy consciente del debate que puede generar la forma de pensar y de actuar de cada uno de los personajes, de la dosis de crítica social que tiene la obra, pero no entraré en estos detalles, principalmente porque eso debe quedar en manos y a opinión del propio lector. Como autor, mi principal logro habrá sido comprobar que la obra tiene la suficiente fuerza para suscitar esos debates.


Una sorpresa en su interior:


Entre las páginas de Cicatrices bajo la piel os encontraréis con una pequeña sorpresa. Son una serie de cinco ilustraciones hechas por la Directora de cine leridana, Marta González De La Vega. Estos dibujos, a página completa, vienen a representar algunos momentos clave en el transcurso de la historia. Pienso que le dan un toque hasta cierto punto diferente y personal a la obra. Espero y deseo que os gusten tanto como a mí, y que ello contribuya a hacer más especial y agradable la experiencia de la lectura.


Tras un año y medio de trabajo constante, de entrega y máxima exigencia conmigo mismo para ofrecer el mejor resultado posible, tengo muchas ganas ya de abrir mis manos y dejar volar esta historia para compartirla con todos vosotros.


Siempre a vuestra disposición.



Joan Roure



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